Como expertos productores de frutos secos, conocemos al detalle todos los procesos a los que se someten las almendras. A continuación se detalla una parte muy concreta de su ciclo, el descascarillado.
Una vez finaliza la recolección de la almendra, comienza en fábrica el acondicionamiento del producto que consiste en un procedimiento de descascarado. Este proceso industrial consiste en separar el grano de la cáscara, obteniendo así su valioso fruto.
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Descascarado
En primer lugar, se prelimpia la materia prima para separar las posibles materias extrañas que lleve el producto desde el campo, como hojas, palos o piedras. A continuación, se rompe la cáscara del fruto para separarla del grano que, en función de las variedades, alrededor del 30% es la parte comestible (grano de la almendra) y en torno al 70%, es la cubierta que se puede utilizar como combustible de biomasa.
Calibrado y seleccionado
Tras limpiar y separar la cáscara, el grano de la almendra pasa a la siguiente fase del proyecto, en la que se lleva a cabo la clasificación del grano por tamaños para adaptarlos a las necesidades concretas de los clientes, lo que se conoce como proceso de calibrado. En función del tamaño, pertenecerá a una tipología de almendra u otra.
En el proceso de calibrado, la mercancía pasa por máquinas electrónicas y una mesa de selección manual con personal cualificado para dejar el grano de almendra acorde al nivel de exigencia del cliente al que se destine.
Finalmente, las almendras clasificadas por tamaños se almacenan en cámaras frigoríficas para garantizar su frescura.
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